Eventos como el terremoto que ocurrió en Haití no son nada Nuevo para el hombre. Lo que sí ha ido evolucionando es la manera de hacer una crónica de los hechos. Desde la tradición oral hasta ahora, el periodismo ha avanzado a pasos agigantados. Hoy en día, el creciente acceso a Internet y las altas velocidades de conexión permiten a la gente consultar más fácilmente diversas fuentes de información. Lo que ha ocurrido con la cobertura del daño que dejó el terremoto, nos muestra las grandes posibilidades que se abren no solo para documentar, sino influir en los hechos. Se hacen trenes en Twitter y grupos de apoyo en Facebook. Pero con todo este alcance, como el artículo de Michael D. Murphy dice, se está aprovechando sólo una pequeña parte del potencial que puede tener este nuevo periodismo. Con Twitter se podría seguir la vida cotidiana de alguna familia, para formarse una idea de cómo es un dia ‘normal’ en el Haití después del terremoto.
Un acercamiento más personal brindaría un panorama más claro de las cosas, los problemas más trascendentes y por ende, hacia que se deberían de enfocar los recursos. También estos sitios abiertos permiten escuchar a la gente y sus opiniones, cosa que también vendría siendo útil a los políticos. Por ejemplo, el presidente de Haití fue criticado por su falta de presencia pública, es un hecho que pudo haber sido remediado tempranamente si se hubiera estado en contacto a través de alguno de estos portales con su gente. La Corona Británica tiene Twitter, por ejemplo, y hace anuncios por ahí.
Esta época seguro nos brindará formas más interesantes y eficaces de accesar a la información y poder darnos así herramientas de acción. Es solo cuestión de ser inventivos y ver que podemos hacer de forma diferente.
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